Cuando se pueden aprovechar la ubicación, la vista y los recursos naturales, el resultado puede ser maravilloso, como es el caso de este proyecto. La vista hacia el lago de Atitlán desde la ubicación de la piscina es privilegiada; esto se complementa con la incorporación de una pared de vidrio, que amplía la vista, aunque no se utilizó un infinity, ya que no se quería perder la temperatura generada por los calentadores. El exterior de los muros de la piscina se construyó con piedra tallada del lugar. 

El árbol de amate, ubicado en uno de los extremos de la piscina, no solo proporciona belleza, sino también sombra, tan importante para disfrutar por periodos largos del espejo de agua. 

El jacuzzi, elevado pocos centímetros para mantener una temperatura mayor a la de la piscina, es el complemento perfecto para relajarse y gozar de la vista de este espectacular lugar.