Esta piscina, ubicada en el centro de la ciudad de Guatemala, debía cumplir con el objetivo de transportar al usuario a un lugar muy distinto: en medio de la naturaleza selvática. Esto se logró por la jardinización y la conservación de la mayor cantidad de árboles que existían en el terreno de su construcción
El color del mosaico instalado en el interior de la piscina emula el de los ríos que fluyen en el país en época lluviosa: un tono verde esmeralda. Parar cerrar la idea de encontrarse en medio de un ambiente natural, se colocó una catarata en una de las paredes, y de la cual brota un agradable sonido del agua al caer.